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Ser Médico en el Perú: Actividad de Alto Riesgo

Publicado: 2011-10-05

 Riesgo de contagio con cepas resistentes a los antibióticos o fármacos antiTBC. La muerte lenta se hace compañera en los desvelos de los colegas infectados con cepas XDR de TBC.

Riesgo familiar

Los médicos se gradúan tarde, es decir en promedio a los 25 años a los 29 años (si tienes suerte de estudiar en una particular) lo cual nos pone al margen de las ofertas laborales. El éxito económico (generalmente visto como  independencia financiera de los padres) llega tarde. Muchos tardan en asegurarse y tener una familia. Es común que el medico tenga ijos entre los 30 a 45 años, a un paso de la artrosis de rodilla y hombro, y la paciencia para criar hijos a veces se esfuma. Y me olvidaba de que muchas veces por el trabajo estamos ausentes de casa delegando funciones a la esposa o la nana. ¡Ay de los hijos cuyos 2 padres son médicos! Los verán en foto o por Skype. Eso genera una alta promedio de disfuncionalidad familiar.

Riesgo financiero. Los que creyeron que los médicos ganan mucho dinero se equivocaron. El sueldo hospitalario es similar al de un profesor de colegio que hace doble turno. Hay especialidades más rentables que otras como las quirúrgicas: cirugía plástica, oftalmología, otorrinolaringología, y conforme hace la subespecialidad el profesional, pueden aumentar los ingresos. Sin embargo la gran masa laboral medica esta subcontratada. Los contratos CAS (antes SNP) son los que abundan. Esto se debe a otro problema generado en la década del 90.

Hasta la década de los 80 egresaban médicos de casi 5 universidades. Luego, en la década de los 90 y 2000 las universidades que ofertaban medicina creció a 19. Podríamos decir que hemos mejorado en salud pero la realidad es nefasta. Las universidades generan médicos a granel, desvaneciéndose el amor a la carrera y con afán mercantilista. Esta gran masa medica no está en aptitud de cubrir las necesidades del país, centralizándose en Lima y capitales de departamento. Pero son pocos los médicos que se animan a hacer carrera en las zonas alejadas o en las alturas. La necesidad de especializarse también es otro problema pues para hacer el residentado medico están acreditados solo algunas sedes a nivel nacional. Esto nuevamente centraliza al médico en las capitales.  El estado tiene capacidad para sustentar de manera efectiva a una masa laboral de casi 40 mil médicos con sus plazas, pero ahora las colegiaturas bordean las 55 mil. Es decir hay un exceso de médicos y encima mal distribuidos y mal remunerados. Los jóvenes médicos aún se ven como el Dr House o trabajando en ER. Pero la realidad peruana es diferente.  Hace 20 años, si salías con mandil de tu casa al hospital te decían huachafo pues es inadmisible que alguien lleve gérmenes de su casa al hospital y viceversa. Ahora, andar con mandil por la calle es sinónimo de “cool”. Los jóvenes estudiantes de alguna carrera de la salud deambulan con sus uniformes multicolores como una cepa, antes que como una cura. ¡Cuánto hemos cambiado!

El paradigma del médico ha cambiado según las épocas. El asistencialismo produjo una medicina curativa y salvadora. Sin embargo por más que se hable de Prevenir, notamos que seguimos buscando las causas de las degeneraciones cardiacas o endocrinas para recuperar una hipertensión y diabetes.  Aún estamos en la medicina asistencial. Y ese viraje (si es que se da) será lento conforme se formen médicos a la altura de tal reto con un cambio en la conciencia colectiva. El Perú es un país altamente teratogénico, sino miren el pulular de asentamientos humanos cerca de fábricas, los cables de alta tensión en avenidas, la pachamanca y el pollo a la brasa, y el consumo alcohólico.

En cuanto al trato medico paciente esto ha variado. Nuestros profesores nos enseñaban a tocar, palpar, percutir, auscultar y hasta a probar para llegar al diagnóstico fino. Ahora se depende de la ecografía para diagnosticar una apendicitis, se busca la tomografía o resonancia para diagnosticar un Alzheimer. Esta sobresaturación de exámenes auxiliares han estupidizado a un gran sector de colegas, sumiéndolos e la agnosia y la afasia. Abunda la información pero ¿cuanta información es aplicable al caso del paciente?

Otro problema es el desamparo legal al que estamos sometidos. La persecución política oportunista ha llevado a que muchos tengan temor de ejercer la medicina y a una falta de legislación que proteja al médico. Nos falta mucho por hacer. Por hacer te enjuician, y por no hacer también.

Si usted, lector, es un medico joven le pediría que evalúe para que quiere ser un médico y a calzón quitado decida optar por mejorar su trato. Aun esa a tiempo de estudiar algo más o dedicarse al comercio.

Si usted amigo es un medico como yo (en la cuarta para quinta década de la vida) le invito a tener paciencia con nuestros pacientes. Creo con firmeza que no se les debe llamar clientes, pues desnaturaliza el acto médico. De paso le invito a seguir la senda de los maestros semiólogos del Hospital Carrión, del Loayza, del Cayetano, del Almenara donde nos enseñaban a tocar al paciente y hurgar en nuestras mentes para diagnosticar. Hable con su paciente, acompáñelo, use sus neuronas en espejo para hacer empatía.

Si usted, lector, no es médico y quiere serlo lo invito a que lea nuevamente este artículo. Si se desanima lo felicito. Hay otras actividades que puede hacer para ganar dinero como ser gerente de marketing de alguna empresa con solo 3 años de estudios y comprar su departamento a los 24 años.

La medicina, esa actividad tan vilipendiada y prostituida en toda su magnitud, aún enorgullece a un sector de asociados, de colegas, que la practican en su verdadera dimensión de ayuda al prójimo, que la sudan sin mirar la hora, en pro de los demás. A esa actividad aún le queda dignidad, ese valor esquivo pero poderoso. Feliz día Médico (a).


Escrito por

carlopsychiatry

Médico psiquiatra, escritor, mulero


Publicado en

Cartas Selenitas

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