Madre 2.0
La maternidad es una responsabilidad. Otros le llaman don, bendición, regalo divino, y otros adjetivos que acercan a la madre al rango de santa o virgen o aparición a los pastorcitos. Pues todo eso es válido dependiendo del contexto. La maternidad también ha sido prostituida y usada para conseguir beneficios de diversas formas. Por eso cabe precisar si es un don o una responsabilidad pues muchas mujeres consiguen subsidios especiales sólo por traer hijos al mundo. El ejemplo lo vemos en las famosas madres de mayo de Argentina o en los subsidios por maternidad del mismo país. En otros lugares parir es asunto venido a menos y se opta por la vida en rosa europea. La maternidad puede alejar a una hispana del hedonismo báquico. En Lima observamos que algunas madres alquilan sus hijos a terceros para mendigar propinas. Los niños sedados por el hambre se dejan alzar en hipócritas brazos mientras son mecidos de semáforo en semáforo.
Por eso para muchas mujeres la maternidad les sirve para subvenciones. No solo económicas sino en cuidados. La madre mártir o “doña Perpetua Martirio” es especialista en generar hijos culposos que sepan de memoria la gesta heroica que fue criarlos. “Yo que te di hasta el último segundo de mi juventud y me lo pagas como un mal hijo” es una frase expelida como gas venenoso en la atormentada mente del hijo cuarentón soltero y maduro. La mujer genera en su hijo la inseguridad necesaria que asegure su subsistencia como reina madre, aunque el traje que usa es de la perpetua mojigata. Tras ese disfraz se esconde la dominante y castradora madre de Norman Bates.
Uno de los problemas mayores es la desvinculación materna; esa pérdida de rol como formadora de niños a deformadora. La desvinculación es una patología de la que no hablan los libros pero que me atrevo a postular; el primer asomo que tuve sobre este tópico lo di en el 2009. Hoy me atrevo a retomarlo por diversas razones. La desvinculación no tiene que ver con la pobreza per se. Se da en todos los estratos y a cada momento. Muchas madres se desvinculan de sus hijos desde la concepción. Desde el hijo no deseado producto de una violación hasta la mujer profesional cuyo embarazo le arruina la maestría. Desde la madre que alquila al hijo hasta la que pasea por el Olivar fumando mientras el nene juega con su nana. Las manifestaciones son muchas, desde nauseas o vómitos hasta intentos por abortarlo. Al nacer el producto está a merced de una ansiosa o neurótica mujer que lo ve como extraño. Es en ese crucial momento que pueden suceder varias cosas. Una de ellas es optar por la retirada. Si no hay mayor capacidad de amar es mejor dar la oportunidad a otros. Otra posibilidad es crriarlo en sana resignación, otra es empezar el insano juego de “por tu culpa dejé de..”. Este juego genera casi el 50% de pacientes que van a la consulta de psiquiatría o psicología.
Otra posibilidad es hacer intimidad, sobreponerse o superar el estigma inicial y reiniciar el vínculo con el hijo prodigándole las enseñanzas que le ayudarán en el futuro, viéndolo como un ser independiente y no como un apéndice. Ser madre implica el ser mujer, y por ello el espacio personal jamás debe anularse. Cada uno requiere su espacio personal, y si la madre se anula como mujer le enseña al hijo que es natural el postergarse como tal. Las madres exitosas son aquellas que enseñan la autonomía y la libertad sin prejuicios.
Para aquellas madres que son formadoras, aquellas que disfrutan con la crianza, aquellas que se permiten el espacio personal, aquellas que no usan a sus hijos, aquellas que son capaces de ser felices por lo que son sin buscar elogios o martirologios les deseo Feliz Día de la Madre